Comunidad Local del Movimiento de los Focolares en Aljucer
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UN ARCO IRIS DE ESPERANZA Tifón Yolanda (Filipinas). No nos olvidamos

Javier Sánchez ha escrito un artículo para la revista Ciudad Nueva sobre su experiencia vivida en Filipinas durante la catástrofe ocurrida tras el devastador paso del Tifón Yolanda.
Javier Sánchez, aljucereño y miembro de ACLF, actualmente terminando sus estudios en Singapur, aprovechó unos días de vacaciones para viajar a Filipinas y conocer in situ los efectos del terrible huracán

La revista Ciudad Nueva le pidió escribir sobre el tema y con su permiso reproducimos aquí dicho artículo

UN ARCO IRIS DE ESPERANZA

«A pesar de las malas noticias, todos los días hay una razón para recuperar la esperanza». Crónica de nuestro enviado especial tras la
devastación causada por el tifón Haiyan a su paso por Filipinas.

 

Javier Sánchez,
desde Manila 01/01/2014

http://www.ciudadnueva.com/new/revista/numero/numero2.asp?id=1609

Javi nos cuenta la experiencia de Edward Illustrisimo un joven emprendedor filipino que lo perdió todo con el huracán:
“Lo que necesita la gente también es ser escuchada y amada” Edward I.

“El pasado 8 de Noviembre, pasó por la ciudad de Taclobán un de los tifones más devastadores que haya visto Filipinas. Su nombre Haiyan, o Yolanda para los Filipinos. A su paso a más de 300 km/h por la ciudad dejó una cifra aproximada de 2.500 muertos y 14 billones de dólares en pérdidas, según cifras oficiales del Gobierno.

En Taclobán, existe una comunidad focolar de 100 miembros aproximadamente. Uno de ellos es Edward Ilustrísimo, un gen que sobrevivió al supertifon y que se encuentra unos días en la Mariápolis de Tagaytay descansando y recuperando fuerzas. Edward Ilustrísimo tiene 26 años y tiene la carrera en Administración de Empresas. Toda su familia y el son originales de Taclobán.

Nos cuenta como fueron los últimos momentos antes de que llegara el tifón a su casa. Edward se encontraba viendo la televisión con su familia. Para ellos, era un día normal como otro cualquiera. De repente, la casa se queda sin electricidad y entra un aire muy fuerte por la casa. Salen a la calle y, casi sin visibilidad por la neblina que se había formado, sienten que está subiendo de nivel. Decide entonces quitar el gas de la casa y marcharse a dormir a la funeraria, alejado de la ciudad. Horas más tarde le dicen que la ciudad ha sido arrasada.
Edward había comenzado, juntos con unos amigos, una pequeña empresa de imprenta en la Eastern Visayas State University. Poco a poco había comenzado a introducirle los valores e ideas de la Economía de Comunión.
Después del tifón, y como el mismo expresa, “la empresa quedó literalmente liquidada”. Ahora su futuro pasa por ayudar a su familia a encontrar trabajo, ya sea en Taclobán o en toda Filipinas. También él se plantea marcharse al extranjero a buscar trabajo. Por ejemplo, en toda la ciudad quedan abiertos 3 restaurantes y una cafetería que sirven para dar de comer a la gente que no tiene nada.
Impresiona la sonrisa que se le dibuja cuando recuerda algunas de las experiencias que nos cuenta. En su casa había 2 depósitos de agua que contenían 6 litros y otros 2 de 1.5 litros. Eran de las pocas familias que tenían agua potable. Cuando se le acercaban los vecinos, no podía decirles que no. Entonces, se acordaba de Chiara y ofrecía el agua que tenia a la gente que lo pedía. Edward dice que “cuando donas agua, también donas tu tiempo para estar con ellos y te sientas a escucharles. Lo que necesita la gente también es ser escuchada y amada”.

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