Educación para el diálogo.
En esta ocasión hemos entrevista a Jesús García, Licenciado en Filosofía y Letras. Experto en formación de padres y profesores, impartió la conferencia inaugural sobre “Educación para el diálogo”.
Entrevista
¿Podrías decirnos por qué crees importante la Educación para el diálogo?
Creo que a estas alturas, nadie pone en duda la importancia del Diálogo y de educar en el mismo.
Sin embargo, basta mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que la educación el Diálogo, hoy, es algo imprescindible. Es más, me atrevo a decir que es prioritario
Nunca como en la actualidad se han producido tantos avances, no sólo técnicos y científicos sino éticos y sociales; pero junto a esto, nunca antes, la sociedad ha estado tan “herida”: Soledades, injusticias, abandonos, exclusiones…aun en medio de cierto bienestar económico; un bienestar del que no todos disfrutan y que a muchos de los que lo disfrutan no les lleva a estar o sentirse bien.
Según tu criterio ¿cuál sería la principal de esas heridas?
Una de esas heridas es lo que denomino la absolutización del YO. No quiero caer en generalizaciones simplistas, pero cada vez se observa más cómo en las relaciones interpersonales -con excepciones, como en todo- cada uno quiere quedar por encima del otro, queriendo vencer a toda costa al interlocutor (al que se ve más como adversario que como distinto), usando un lenguaje hiriente, cuando no agresivo; y lo que es peor, sin llegar a conclusiones que nos sirvan de “punto de encuentro” para seguir viviendo como ciudadanos que se sientan dentro de una comunidad de relaciones que, sin pudor, me atrevo a calificar de fraternas.
Pues bien, quizás esta generación no haya sido capaz de crear un espacio de verdadero diálogo que ofrezca respuesta válidas, acertadas y que sean fruto de la relación entre las personas; no tanto de la victoria de unos sobre otros.
Por eso es importante educar a las futuras generaciones en el verdadero y auténtico diálogo.
¿Piensas que el diálogo en educación es un verdadero reto?
Es un reto que tenemos delante de nosotros. Formar a las futuras generaciones en ese diálogo. En un diálogo que es, antes que nada, escucha empática, saberse poner en el lugar del otro de forma activa, constructiva y eficaz. Y, después, lograr expresar las propias ideas, con una actitud sincera, convincente, sabiendo expresar lo que se piensa y siente pero sabiendo también reconocer la parte de razón de los demás y, sobre todo, aquello que nos conduce al BIEN COMÚN. Es decir, ponerse “juntos” a buscar soluciones eficaces y válidas para todos.
¿Qué razones te llevan a pensar que es importante el diálogo a nivel educativo?
Esta sería la primera razón; una razón que podríamos llamar “ética” o moral. Ayudar a que ese Yo absolutizado se abra a los demás, aprenda a escuchar, a intercambiar, a argumentar, a convencer y a construir.
Pero hay otras razones en las que, por razón de espacio, no puedo profundizar y que van más allá de esta dimensión ética.
El diálogo abre las mentes y estimula formas de pensamiento constructivas y eficaces, tan necesarias para construir el futuro. De hecho, las personas que se encierran en sí mismas y en sus criterios, y suelen quedar por encima de los otros, aunque en primera instancia parezcan vencedores, acaban empobrecidas y con una cierta esterilidad de ideas; pero también, y esto es lo que me importa, al contrario; las personas realmente dialogantes son las que llegan a grandes ideas y conclusiones; son creativas y, además, suelen contar con el afecto y la estima de muchas otras personas. El diálogo estimula el conocimiento y el pensamiento…y crea un entorno afectivo muy positivo.
En un proceso de auténtico diálogo las personas encuentran nuevas razones y argumentos que no tenían antes de entablarlo; por eso el diálogo ayuda a que las personas se encuentren más a sí mismas, encuentren su interior y nuevas razones de ser. De aquí que el diálogo sea también fuente de felicidad y bienestar; las personas dialogantes son más felices que las que no lo son…y también los grupos y las sociedades.
Estas son algunas de las razones por las que merece la pena educar EN, PARA y DESDE el diálogo auténtico.
¿Qué mensaje envías a los agentes implicados en la educación?
Para ello hace falta asumir el reto y empezar, sobre todo con un diálogo testimonial, en el que los niños y jóvenes “respiren” el aire del diálogo. Hay que hacer muchas y continuas experiencias de diálogo con niños y jóvenes, tanto en la escuela como en la familia de forma que los alumnos (y los hijos) se desenvuelvan en un clima de diálogo testimonial y ambiental que, como bien sabemos es el mejor campo de entrenamiento para adquirir y desarrollar competencias.
No es fácil; hay que formarse y entrenarse, pero merece la pena el esfuerzo.
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