Fruto de una iniciativa personal, pero sentida por toda ACLF Aljucer, mucha gente quiso aportar su granito de arena en solidaridad con los damnificados de Los Alcázares.
Domingo, lunes y martes algunos del grupo acudieron a ayudar a limpiar y lunes y miércoles se invitó a los aljucereños a colaborar en la recogida de alimentos no perecederos y agua.
Una experiencia más de la solidaridad aljucereña.
A continuación, la experiencia contada en primera persona por Isa Zaragoza, quien propuso la iniciativa:
Cuando vi la magnitud de las consecuencias que tuvo este acontecimiento nunca visto por mí, pensé en que tenía que ayudar de alguna forma , que no me podía quedar de brazos cruzados esperando a que fuesen otros los que tuviesen la iniciativa, como soy muy sensible y sabía que ir a ayudar a limpiar me iba a afectar pensé en otra manera de ayudar, y en esa misma tarde se me ocurrió que podríamos hacer una recogida de alimentos no perecederos y agua así que hablé con los directivos de la asociación de ACLF y les propuse que se podría hacer esto en Aljucer, enseguida dijeron que sí; nos pusimos manos a la obra y esa misma noche ya teníamos el cartel y lo pusimos en circulación a través de distintas vías de comunicación.
El lunes 16 de septiembre ya estábamos en el punto de encuentro que propusimos y me quedé asombrada de todo lo que la gente del pueblo y no del pueblo se acercó y dio lo que podía para estas personas que lo han perdido todo.
El miércoles también estuvimos recogiendo y esa misma tarde cargamos dos coches y nos fuimos a los Alcázares a la nave que nos habían indicado, cuando llegamos me impactó la cantidad de solidaridad que allí había, me encontré con una montaña de cartones de leche, de botellas de agua, de alimentos no perecederos, carritos para bebés, mochilas escolares, colchones y un montón de productos de limpieza, mientras estábamos allí descargando vi a varias familias que iban a que les dieran lo que necesitaban para comer y ver el dolor y el cansancio reflejado en las caras de los adultos me partió el alma, pero me sentí orgullosa de haber podido ayudar a que esas familias pudiesen tener lo necesario y haber “ perdido” tiempo de mis últimos días de vacaciones para esta causa.
